El lucernario del techo proporciona una luz tamizada y homogénea. Para favorecer la entrada de los rayos del sol, el falso techo se abre en ángulo en la dirección del ocaso, iluminando intensamente el muro de ladrillo.
La volumetría de líneas rectas y planos en diagonal del techo contrasta con el aspecto rústico de la pared. Su textura muestra la fábrica de ladrillo del muro original de la vivienda, al que se le ha eliminado el revoco y se ha pintado de blanco.
El banco de madera de roble que se sitúa a los pies de la pared es un mueble funcional y desenfadado. Sirve como almacenamiento gracias a los grandes cajones que tiene debajo a la vez que como asiento y estantería.