La baja densidad de los barrios londinenses del siglo XVIII y XIX se basa en proporcionar un jardín privado para cada vivienda adosada. La normativa actual permite ocupar este espacio para ampliar el edificio y adaptarlo a un uso actual.
La reconfiguración del diseño interior de la vivienda unida a la extensión de la planta baja hacia el jardín permite obtener un espacio multifuncional en conexión con la naturaleza.
Los lucernarios del techo introducen luz en el fondo del nuevo pabellón, mientras que la fachada frontal está completamente acristalada. Dos tercios de esta superficie se pueden abrir gracias a una puerta pivotante de grandes dimensiones que invita a disfrutar del jardín.