Desde el jardín la ampliación de la vivienda se percibe como un nuevo pabellón cuyos materiales y estilo se diferencian intencionadamente de la arquitectura original.
La vivienda se abre completamente al jardín con una gran ventanal enmarcado por un perfil de acero de aristas abocinadas. Desde la valla de madera que proporciona privacidad al jardín, la continuidad con el interior se consigue con el recrecido gradual de las paredes y el techo.
Las transiciones entre el exterior y el interior se definen por tanto con la diferencia de materiales, y que cuando la gran puerta pivotante está abierta las mesas y butacas del jardín pasan a formar parte del salón.
La puerta pivotante está anclada al marco de acero que rodea la abertura del pabellón. A pesar de ser un elemento pesado, los rodamientos instalados en el eje hacen que sea fácil de abrir, y los burletes de su perímetro consiguen que cierre de forma hermética, garantizando el comfort térmico y la impermeabilización de las juntas.