El comedor de la villa se sitúa en la primera planta, vinculado a la cocina. Desde este espacio de doble altura se puede ver el salón a través de un balcón interior con barandilla de cristal.
Es una amplia estancia con capacidad para seis personas cuyo diseño interior queda intrínsecamente definido por la arquitectura del edificio, sin necesidad de elementos decorativos adicionales.
La singular pendiente del tejado junto con la disposición interior de los forjados consigue crear un espacio interior fluido donde las ventanas parecen cuadros en las paredes desde los que apreciar el paisaje.
La configuración tradicional de paredes blancas y suelos de madera se invierte en este caso para crear un contraste único entre materiales y mobiliario. La luminosidad del espacio permite una conexión única con la naturaleza y una excelente sensación de comfort interior.