Las villas se agrupan en cinco grupos diferentes, siguiendo un mismo patrón de ordenación. Cada edificio se encuentra en un nivel diferente y está girado sesenta grados respecto al siguiente, de modo que todas las villas disfrutan de vistas al paisaje.
En el lado opuesto al valle, las casas se agrupan formando pequeñas plazas que crean una sensación de vecindad y aldea. Las sutiles diferencias de orientación y altura generan espacios diferentes en cada rincón del resort, por lo que resulta fácil reconocer los lugares y orientarse al recorrerlo.
El plan maestro combina de forma minuciosa la repetición y el desorden intencionado. La solución genera un sistema modular, fácil de construir y económico, pero a la vez icónico, reconocible, memorable y lleno de lugares únicos.