La fachada de las villas combina materiales simples, hormigón y metal. Los alzados del edificio están formados por piezas poligonales, resultado de unir las esquinas de las ventanas cuadradas entre sí.
La textura del revoco de hormigón proporciona un aspecto pétreo, casi marmóreo a la superficie lisa de la facada. Este acabado satinado contrasta con los perfiles de latón que separan cada paño y sirven de cerco a los huecos de las ventanas.
El resultado es un aspecto mimalista, sobrio en su composición, pero lujoso en los detalles. El brillo de los cristales y el latón destaca sobre la textura del cemento, que presenta un veteado natural como el del estuco.