El control de la iluminación natural es determinante en el diseño de este edificio residencial. Las perforaciones de los bloques parecen ventanas desde lejos, sin embargo tienen tres pisos de altura.
La amplitud de estas aberturas permite que los apartamentos abran también ventanas hacia los laterales. El espacio es un lugar de encuentro, un jardín comunitario del que sólo pueden disfrutar los residentes.
El diseño paisajístico incluye grandes jardineras, bancos y un suelo de tarima de madera. Las barandillas de cristal están protegidas por una línea de vegetación, separada del suelo de madera a través de una transición de grava.
Las ventanas alargadas, parcialmente cubiertas por las persianas correderas, ofrecen un aspecto doméstico y acogedor a este espacio único, un mirador desde el que observar la ciudad por un lado y el gran riad por otro.