El hotel en su entorno urbano subraya el carácter único del barrio de Shoreditch, un lugar cosmopolita, rebelde y hipster donde el hotel se convierte en un atractivo más de la creatividad urbana de su contexto.
La fachada principal es una composición atrevida y futurista que nos traslada al mundo cambiante y dinámico de la ciudad. Al caer la noche las luces del tráfico pronuncian el dinamismo del edificio, que parece erosionado por el flujo constante de gente y coches y convierten al huésped en un observador de la ciudad en movimiento.