Desde la calle peatonal, el edificio parece girarse para dejar paso al flujo de peatones y bicicletas. La percepción de este gesto formal se potencia gracias a la distorsión de la perspectiva.
A menudo el paisaje urbano de nuestras ciudades está formado por fachadas ortogonales, líneas rectas y el predominio de planos verticales. El diseño de este hotel utiliza un recurso provocativo al doblar las aristas del edificio aportando un aspecto plástico.
A medida que nos acercamos al edificio la perspectiva habitual parece distorsionada, creando una ilusión óptica que aporta dinamismo y movimiento a la fachada. La cuadrícula que forman las ventanas hacen que la distorsión se perciba con más intensidad, mostrando un aspecto dramático, icónico y desenfadado a este resort urbano.