La forma del edificio encierra un carácter simbólico más allá de la rotundidad y su diseño provocativo. El volumen es una metáfora de los flujos urbanos, de la reacción de la arquitectura frente al movimiento de la ciudad.
Desde el punto de vista urbano, el crecimiento del edificio en altura y el retranqueo en el nivel inferior para formar una plaza justifican la forma del edificio. La plasticidad de la fachada se consigue gracias a un diseño paramétrico que puede prefabricarse con facilidad.
El edificio representa una evolución de los sistemas constructivos actuales, que permiten materializar los criterios urbanos y arqutiectónicos en soluciones formales con mayor libertad.