La cocina está directamente conectada con el salón, mientras se abre en sus laterales al patio interior y la terraza. Cuenta con un diseño simple pero distintivo y una distribución funcional en torno a una generosa isla central.
La estética minimalista se aprecia en los armarios de madera chapada sin tirador, la sencillez de los azulejos victorianos blancos tipo Metro y el acabado satinado de las pinturas y laminados. Las encimeras, formadas a partir de un compuesto con cuarzo natural también son de color blanco, con un fino granulado. Éstas contrastan con los muebles modulares de la cocina, que tienen amplios cajones hechos de roble americano natural.
La isla central tiene un diseño funcional y deja un amplio espacio para moverse a su alrededor. Se ilumina con dos lámparas de techo en forma de cúpula de Edit Rondure que le aportan una luz directa pero acogedora. La iluminación se complementa con una discreta tira LED empotrada a lo largo de la encimera, que baña la cerámica de la pared y aporta una luz cálida y difusa.