El edificio se conecta visualmente con el paisaje para permitir además que entre abundante luz natural en el espacio interior. El gran ventanal del dormitorio cuenta con unas robustas puertas correderas de carpintería de aluminio negro anodizado, que permiten abrir dos tercios del hueco. Las lamas de madera giratorias no sólo crean un interesante efecto estético, sino que permiten controlar la luz y privacidad del espacio.
El piso superior, donde se sitúa la oficina, emerge como un voladizo sobre el volumen del dormitorio, creando una sensación de ingravidez entre ambos. El alzado frontal también cuenta con una fachada de lamas de madera. La cubierta plana de la ampliación, contrasta con el tejado a cuatro aguas del edificio existente, introduciendo un lenguaje sencillo y contemporáneo.
El alzado del dormitorio principal esconde también el vestidor, que cuenta con armarios de suelo a techo. Las lamas verticales de madera sirven para crear esta transición entre ambas estancias, ya que combinan diferentes anchos, aunque su eje siempre se sitúa en el centro. La fachada de mortero monocapa blanco contrasta con las carpinterías negras y los diferentes tonos y texturas de las lamas de madera de roble.