La forma irregular de la parcela y la pendiente del terreno determinan el lenguaje arquitectónico de la vivienda. Ante la ausencia de un referente ortogonal, el paisaje se modela como curvas de nivel, y el edificio se adapta con formas redondeadas.
El patio frente a la piscina se convierte en el corazón de la casa, y los diferentes espacios se bifurcan como ramas hacia diferentes puntos focales del paisaje.
La planta superior sigue las mismas directrices, pero se desmarca de la planta baja para formar terrazas, balcones y voladizos combinando forma y función.