La generación de datos se produce de forma extensiva en todo lo que hacemos. Los estudios muestran que el 90% de los datos se han generado en los últimos años. Desde los sensores que nos rodean, las transacciones económicas, la actividad de las redes sociales, la comunicación electrónica, las carteras digitales o los sistemas de ubicación por GPS: desde el mundo físico al virtual, generamos información de forma constante.
Macrodatos
Estos conjuntos de datos masivos se utilizan para la medición y el análisis de tendencias, actividades y patrones del comportamiento humano. Los datos masivos pueden ser extremadamente útiles para revelar oportunidades y detectar amenazas en casi cualquier sector. Este uso de la información se muestra especialmente evidente en el campo tecnológico que surge a raíz del Internet de las Cosas (IoT, por sus siglas en inglés).
En la industria de la construcción, la era de los datos masivos ha supuesto también un impacto sin precedentes en el entorno construido y sus usuarios. La demanda de herramientas que ayudan a comprender nuestro entorno físico ha sido asombrosa, la inteligencia artificial ha entrado en juego y esto está cambiando la forma en que se diseñan y proyectan ciudades y edificios.
Diseño
En la pequeña escala, los edificios inteligentes y los sistemas de domótica no son otra cosa que centros de generación y procesado de datos. La información se recopila a partir de sistemas automatizados tales como sistemas de acondicionamiento térmico, iluminación, energía, protección contra incendios, seguridad y comunicaciones. Estas tecnologías interconectadas están integradas en un sistema inteligente de administración de edificios (BMS). Los arquitectos, promotores y usuarios utilizan estos datos para mejorar aún más la eficacia del edificio.
Cuando estos sistemas de inteligencia se convierten en un estándar en numerosas edificaciones, en su conjunto forman una red interconectada en una escala macro. Este tipo de información es la que se convierte en relevante a la hora de establecer una planificación urbana que afecta a las ciudades. Un caso relevante ha sido el archivo fotográfico de Moscú, que ha servido para establecer patrones que mejoran los espacios públicos, ayudan a redactar normativas urbanas y dinamizan la ciudad con la implicación activa de sus usuarios.
Por último, y paradójicamente, la propia gestión de datos masivos también requiere una infraestructura física y una arquitectura. Existe una tendencia en transformar torres de gran altura que fueron proyectadas para albergar centros de trabajo en almacenes digitales de última generación.
Construcción
A través del Internet de las Cosas y la tecnología de sensores, se consigue una interconexión en tiempo real entre la obra y los centros de gestión. Este operativo se vuelve más eficiente a medida que diversos componentes se interconectan. La maquinaria de construcción, los equipos de medición, los drones, la información que ofrecen los satélites, los escáneres terrestres e incluso las características de los materiales, forman parte de un conjunto de datos interrelacionados. Los jefes de obra y los gestores de proyecto utilizan estos datos masivos para fomentar una comunicación fluida y monitorear los cambios en tiempo real. Este seguimiento da como resultado el mantenimiento predictivo, un incremento en la seguridad del trabajador y una reducción de costes significativa.
Desarrollo
A medida que el proyecto de arquitectura evoluciona de una definición básica a una documentación para su ejecución, e incluso en fases posteriores como la implementación y la redacción de obra ejecutada, los clientes demandan más a los arquitectos. Las visualizaciones y planos por sí solos no son suficientes para representar la complejidad del proyecto. El aumento del Modelado de Información para la Construcción (BIM) representa también un modelo de gestión de datos masivos.
Los clientes aprecian la información que ofrecen los modelos BIM y utilizan estos datos para optimizar la promoción desde las fases de desarrollo iniciales. El mapeado de esta información proporciona a los promotores de las obras una ventaja competitiva. Esperan que el arquitecto sea capaz de proporcionar tablas de datos, informes y cuadros detallados como parte de la entrega de documentación. Esta información se transfiere también a la gestión y el mantenimiento del edificio, que integrado con los datos que generan los usuarios ofrece un marco ideal para mejorar el rendimiento de los activos y la gestión inmobiliaria.