La vivienda se sitúa en una zona poco poblada rodeada de montañas blancas. Este paisaje árido y sobrecogedor queda enmarcado desde el interior, mientras la silueta minimalista de la casa pasa desapercibida en el valle.
El interior es un espacio cálido y acogedor dominado por la cocina y el salón. La isla central de la cocina es un lugar de encuentro que permite al chef disfrutar de la compañía de los invitados en el salón y el jardín.
La fachada exterior cuenta con un revoco monocapa de color claro que refleja el sol y ayuda a mantener la vivienda fresca en verano.