El estilo desigual de los balcones confiere al edificio un aspecto exterior único. La articulación de los encuentros se hace con extrema precisión, y el metal negro que sobresale difiere marcadamente de la textura opaca y granulosa del revestimiento.
El estilo inconsistente de las ventanas, junto con la homogeneidad del revestimiento hace que el edificio se muestre rebelde respecto a sus vecinos.
La unión del vidrio, el metal y la piedra caliza da lugar a un orden armonioso, reuniendo todos los elementos en un lienzo soberbio. La disonancia entre la composición de los oscuros huecos de fachada respecto a la uniformidad de los edificios tradicionales le da una presencia casi enigmática.
La combinación de todos estos elementos, unida a la precisión constructiva de los contornos, sirve como catalizador y ayuda a crear una arquitectura que es contemporánea y minimalista a partes iguales.