El edificio se inserta en el tejido urbano con especial cuidado. El proyecto introduce un lenguaje contemporáneo y moderno en un entorno histórico, pero respeta y complementa la arquitectura circundante con un diseño discreto. A través de una serie de guiños a la arquitectura tradicional, este bloque de viviendas aporta un contrapunto minimalista basado en líneas simples y elegantes que dibujan una estructura en sintonía con la composición de los edificios contiguos.
El edificio completa a la perfección una parcela en esquina, mostrando con su fachada y volumen la continuidad del alzado urbano. Se alinea en altura con los edificios de su entorno, mientras que su fachada se salpica de balcones geométricos que le dan al edificio una aspecto contemporáneo basado en el capricho de una iteración rítmica.
La maqueta de cartón, iluminada en su interior, representa con precisión el encaje de la arquitectura en su emplazamiento, a la vez que acentúa el contraste entre lo nuevo y lo existente. La sutil diferencia de colores en el cartón ayuda a representar el lenguaje formal del edificio, que con una expresión escultórica establece un dialogo con las calles y plazas que lo rodean.