Un estudio de 1993 elaborado por los psicólogos americanos Nalini Ambady yRobert Rosenthal profundizaba en la forma en la que la escasez de información afectaría la precisión de los alumnos a la hora de predecir la evaluación dada por sus profesores. El estudio mostró como la información transmitida en un instante era tan importante como aquella recogida en un periodo de tiempo mayor. Se trata de una cognición rápida, un parpadeo.
Este parpadeo no es más que el juicio dado a algo en los dos primeros segundos de una situación, como ocurre cuando conocemos a alguien, cuando elegimos un libro y vemos su portada o cuando escaneamos productos en una estantería para decidir si comprarlos o no. Esto explica el funcionamiento de nuestro cerebro y su adaptado inconsciente, capaz de trabajar rápido y de forma automática con una cantidad de información relativamente pequeña.
Este concepto se extiende también al campo de la arquitectura. La primera vez que esta se manifiesta suele ser a través de una imagen. Incluso cuando el cliente encarga un proyecto, esta es la primera información que se le muestra. Los concursos de arquitectura buscan cautivar nuestros ojos con una foto impactante y heróica, e incluso cuando el edificio está terminado, su repercusión mediática es siempre más efectiva a través de la imagen que la visita al mismo.
Una cantidad inmensa de información es transmitida en un parpadeo. ¿cuáles son los efectos de esta percepción de la arquitectura? ¿cómo podemos mejorar el entendimiento de un edificio, un barrio, una ciudad en tan sólo un parpadeo? Parece que cada vez estamos siendo más selectivos en nuestra percepción y más impacientes con nuestro tiempo.