La palabra innovación ha sido utilizada profusamente en las últimas décadas, hasta el punto de que su significado muchas veces queda oculto entre un lenguaje comercial intrascendente. Los tiempos sin embargo siempre cambian, y las personas también. La supervivencia es una necesidad humana básica, necesitamos adaptarnos para permanecer. Lo que funcionaba perfectamente en el pasado puede resultar obsoleto en el presente y en el futuro.
Rechazamos la idea equivocada de que innovación equivale a originalidad, consideramos la innovación como un desafío a lo convencional con el objetivo de crear algo nuevo y que funciona mejor que lo anterior. Una idea puede ser poderosa en sí misma, pero el verdadero reto está en traspasar la frontera entre imaginación y realidad.
En este sentido no se trata de pensar con originalidad, sino considerar que no hay un límite. Creemos que hay que ser determinantes para alcanzar que una idea tenga éxito y por eso persistimos en encontrar la fórmula que funciona, convirtiendo los fracasos en oportunidades.
La creatividad no es un proceso rígido y lineal, es un método de colaboración multidimensional entre ideas y diferentes paradigmas. La complejidad de un equipo altamente motivado trabajando con un objetivo común es lo que inicia el camino para la innovación y el emprendimiento.
Cuando nos enfrentamos un problema creativo, nos tomamos nuestro tiempo para cuestionar todo. A pesar de las limitaciones de plazo planteadas por los clientes, entendemos que el buen diseño requiere maduración y buscamos maneras de resolver el rompecabezas de una forma eficiente. Desafiamos nuestro propio método de trabajo para poder ver el problema desde diferentes ángulos.
De este modo, transformamos nuestras ideas iniciales y comenzamos a generar variaciones.
En el proyecto del hotel Shoreditch, por ejemplo, nuestro concepto se basaba en una yuxtaposición de lenguaje arquitectónico formal e informal. Diseñamos una fachada paramétrica distorsionada en contraste con el resto del tejido urbano para pronunciar un gesto formal. En lugar de ajustar la estética a la integridad estructural, nuestro reto consistió en resolver el proyecto al revés. El sistema morfológico de superficies regladas a partir de arcos y líneas rectas responde a la geometría de la envolvente del edificio.
El pabellón Wavespace es una ambiciosa unión entre la arquitectura y el mar. La innovación de este proyecto radica en crear un pabellón que se asemeja al océano, literal y figurativamente. Expresamos la fluidez del mar a través del movimiento dinámico y constante de la fachada. Los seis círculos que forman la planta representan moléculas de agua y están envueltos con una piel versátil de dos capas. La superficie exterior flota, y se mueve con la marea y el oleaje verticalmente, mientras que la capa interna genera un efecto Moiré que convierte la fachada en un fascinante elemento siempre cambiante.
Hay infinitas posibilidades a la hora de buscar soluciones creativas cuando se parte de planteamientos no convencionales. Creemos que la arquitectura de calidad tiene la capacidad de mejorar nuestras vidas, por eso afrontamos el desafío y siempre estamos dispuestos a ir más allá; la innovación nunca estará fuera de esta ecuación.