Desde que los romanos inventaron y extendieron el uso del hormigón prefabricado hasta nuestros días, este ingenioso sistema constructivo no ha dejado de evolucionar, permitiendo diseños más eficaces y una ejecución más rentable.
La demanda de este sistema constructivo continúa en aumento gracias a sus ventajas respecto al sistema de construcción tradicional. En lugar de encofrar y hormigonar in situ, su ciclo de producción comienza en una planta o fábrica externa.
El hormigón se moldea utilizando moldes u encofrados reutilizables, se cura en un entorno controlado, se transporta a la obra y se posiciona e instala con grúas. Este sistema permite ahorrar en el transporte de materias primas y la mano de obra, pero además permite un control exhaustivo del proceso de fabricación que se traduce en una garantía de calidad. Los aditivos utilizados para la hidratación en la mezcla de cemento Portland, el control del proceso de curado o la resistencia a la compresión son parámetros que se pueden controlar con precisión. Otros aspectos críticos como la pérdida de humedad causada por las temperaturas extremas no suponen un problema en cuando el proceso de curado se lleva a cabo en un ambiente controlado.
La prefabricación del hormigón permite además integrar diferentes acabados combinando el color con la exposición de los áridos que componen la mezcla. En lugar de utilizar recursos costosos en la obra para garantizar un acabado homogéneo, el hormigón prefabricado permite garantizar los requisitos estéticos y estructurales de un producto industrial.
La construcción modular es otra de las ventajas del hormigón prefabricado. En base a un simple sistema de montaje e instalación, los arquitectos, ingenieros y contratistas pueden ofrecer una solución racional que aumente la rentabilidad de la promoción. La modulación permite además un mayor control presupuestario y de tiempos de ejecución.
Por otro lado, la posibilidad de repetir series de módulos con el mismo encofrado reduce considerablemente la cantidad de residuos, haciendo de este sistema una solución sostenible y de menor impacto ambiental.
El hormigón prefabricado es un material que ofrece una gran eficacia y flexibilidad de uso y se puede aplicar en todo tipo de proyectos y tipologías. Su funcionalidad se traduce en una diversidad de aplicaciones, siendo a la vez un elemento estructural, decorativo o constructivo.
El hormigón prefabricado ha sido la solución adoptada para el diseño paramétrico de la fachada del hotel Shoreditch, donde la modulación de la fachada se combina con un sistema de encofrado a base de superficies regladas.
Estructuralmente, el edificio consta de losas planas postensadas, lo que permite reducir el número de soportes, aumentar la distancia entre pilares y optimizar la planificación del espacio interior. Sobre este sistema estructural se ancla la fachada de módulos prefabricados, que, conectados al canto de los forjados, forman una superficie curva. Los módulos de hormigón prefabricado sirven por tanto para definir la envolvente del edificio y unir el sistema estructural para que trabaje de forma solidaria.