La cubierta o tejado no es solo un componente imprescindible de toda edificación, se trata también de un elemento distintivo con una rica historia repleta de estilos y tipologías.
El uso de cubiertas planas se puede encontrar a lo largo de la historia de la arquitectura desde hace siglos. En regiones áridas como Oriente Medio se construyeron cubiertas planas principalmente como aislamiento del calor. También se utilizó hormigón o mampostería, ya que la madera es escasa en esas zonas. En cambio en los climas fríos se usaron los tejados inclinados para desviar la nieve. Esta tipología se mantuvo hasta el Renacimiento, época en la que las cubiertas planos comenzaron a ser más utilizadas en Europa.
A pesar de su difusión esporádica, la cubierta plana alcanza reconocimiento en el mundo moderno. Incluso antes de la Segunda Guerra Mundial, en Alemania se relacionaba la forma del tejado con la inclinación política: los modernos se decantaban por las cubiertas planas, mientras que los conservadores elegían los tejados inclinados.
Entre los principales defensores del International Style se incluyeron arquitectos influyentes como Walter Gropius, Le Corbusier y Ludwig Mies van der Rohe. La aparición de este nuevo estilo arquitectónico en la década de 1920 exigió una arquitectura cubista y funcionalista desprovista de ornamentación.
Los arquitectos modernistas, en respuesta al auge de la era industrial, defendieron este estilo para sentar las bases de un cambio significativo. Los métodos de producción masiva requieren materiales como acero o vidrio, que son fabricados con maquinaria. Las cubiertas planas se extendieron y fueron consideradas una piedra angular del movimiento moderno.
Actualmente, los diseñadores contemporáneos usan techos planos principalmente por consideraciones arquitectónicas. Se pueden producir las tipologías más simplificadas gracias a la amplia gama de tecnologías y nuevos materiales existentes. Las cubiertas planas se pueden construir hoy día en cualquier clima y con variedad de condiciones ambientales, sin que ello comprometa la funcionalidad del edificio.
Además del diseño interior de flujo libre, las cubiertas planas se pueden construir como terrazas o cubiertas verdes o ajardiandas para crear espacios con uso en los niveles superiores. La terrazas en las azoteas se pueden conseguir realizando utilizando un sistema estructural de hormigón, cerchas metálicas o un sistema mixto. Como el hormigón es poroso, las cubiertas planas están impermeabilizadas y equipadas con sumideros para drenar el agua.
En el caso de la construcción con cerchas o vigas, se puede lograr la impermeabilización a través de una membrana de lámina soldada con calor. En el caso de la cubierta plana invertida también se puede colocar este sistema bajo el asilamiento, como una capa aplicada en líquido. Las cubiertas vegetales o techos verdes que permiten que crezca vegetación en la parte superior pueden hacer uso de la membrana impermeabilizante EPDM.
Otra ventaja del uso de cubiertas planas es la reducción de costes. Este tipo de sistemas no requieren revestimientos decorativos, son duraderos y pueden soportar cargas de viento extremas, teniendo una vida útil de hasta 30 años.
Las cubiertas planas, aunque simples y minimalistas, irradian un aura de elegancia y belleza. Uno de los cinco puntos de la arquitectura de Le Corbusier incluía este tipo de tejado plano en la icónica Villa Savoye. Esta tipología se asemeja a la pureza y la horizontalidad, no hay nada que produzca una estética más contemporánea que el remate horizontal del edificio en sí mismo.
Las cubiertas planas han recorrido un largo camino desde las problemáticas versiones iniciales, propensas a las fugas. Como arquitectos creativos, hacemos uso de las últimas tecnologías y sistemas técnicos que permiten soluciones de cubierta con libertad de formas para expresar una arquitectura contemporánea y un diseño único.