La generación Y, a la que comúnmente se la identifica con el anglicismo millennial, está constantemente redefiniendo conceptos que parecían ser universales y consolidados. Este sector de la población se caracteriza por utilizar nuevas formas de socializar, trabajar o definir sus relaciones personales, y su forma de interactuar con el espacio construido y la arquitectura no es una excepción.
Las nuevas tecnologías nos permiten trabajar, consumir e incluso formarnos sin salir de nuestras casas. La generación nacida entre los años 1980 y 2000 ha aprendido cómo aprovechar esta ventaja para adaptarse a un mundo que cambia rápidamente, exponiéndose de forma natural a desafíos a los que sus padres no se tuvieron que enfrentar.
Su demanda por una forma de vida compartida ha sido el resultado de varios factores. Por un lado, la densidad creciente en las ciudades, con un mercado donde cada vez hay que pagar más por menos metros cuadrados de vivienda, y por otro la dificultad que supone socializar en una metrópolis con ajustados ritmos de vida. Compartir piso no es un concepto nuevo en absoluto. Pero vivir, trabajar, hacer ejercicio, estudiar e incluso divertirse bajo un mismo techo con compañeros es algo diferente. Para satisfacer esas necesidades, la arquitectura debe adaptarse y ofrecer espacios flexibles.
¿Qué hace que la convivencia sea diferente?
Convivir implica que los compañeros de piso o apartamento constituyen una pequeña comunidad responsable de mantener no sólo un orden interno, sino de conseguir que la cohesión prospere. No se limitan a usar la misma cocina, las comidas generalmente se preparan para todos. El espacio de trabajo también es común y negociable. Si alguien necesita espacio para otra actividad (como practicar yoga con unos amigos, por ejemplo), los compañeros deben encontrar la fórmula para compartir no sólo el lugar sino la actividad en sí.
De esta manera, los espacios comunes son más relevantes que los espacios individuales. Cada vez se demanda más una arquitectura residencial en la que todas las habitaciones son iguales en tamaño y similares en relación con el resto de la casa y el contexto exterior. Cuando se trata del uso de más espacios privados como baños y vestidores, la premisa es procurar la igualdad de condiciones para todos los miembros de la comunidad. Los co-habitantes acordarán cómo compartir estos espacios para lograr una situación en la que todos salgan ganando.
Diseñando para Millenials
Satisfacer las necesidades de la generación Y requiere un cambio de paradigma. La arquitectura representa el reflejo de la sociedad que la rodea. Para una generación flexible y en constante adaptación como esta, se necesitan edificios de características similares. Un acercamiento inmediato a esta demanda ha supuesto la adaptación de inmuebles existentes, pero ha llegado el momento de crear nuevos edificios que reflejen y satisfagan esta evolución de la sociedad.
Al contrario de lo que pueda parecer, promotores inmobiliarios y profesionales del diseño y la arquitectura como AQSO han comenzado a investigar y ofrecer soluciones acordes al concepto de vivir y trabajar como comunidad. Siendo partidarios de un acercamiento multidisciplinario, un diseño participativo y formas de trabajo en espacios compartidos, conocemos las necesidades de esta generación de primera mano y estamos listos para ofrecer soluciones adaptadas a la demanda actual del mercado.