La recursiva ambición de producir una arquitectura móvil realmente funciona cuando responde al emplazamiento y los requisitos del programa.
La propuesta para el pabellón temático de la expo 2012 en Yeosu (Corea de sur) se basa en la forma en que el público experimente y entienda el líquido elemento a través del lugar en que se asienta el edificio: el océano.
Para representar el agua a través de la arquitectura, el pabellón adopta las cualidades dinámicas y translúcidas del fluido. El edificio no se presenta en un único estado, está por el contrario en un movimiento que afecta también a su opacidad. El visitante será guiado a un espacio en el que océano y arquitectura conviven.
La forma del pabellón representa dos moléculas de agua interconectadas y la aparentemente caótica disposición de sus «átomos» responde sin embargo a los ejes principales marcados en el plan director del recinto de la Expo.
Estos seis espacios circulares están dispuestos sobre el agua, envueltos por una piel flotante y versátil: se trata de dos capas formadas por lamas horizontales que aportan al edificio su cualidad variante y transparente. La piel exterior translada la energía del océano moviéndose verticalmente arriba y abajo. Forma una atmósfera en movimiento al antojo de las mareas y las olas. El movimiento borroso de las lamas se convierte también en un efecto luminoso desde el exterior, cuando estas se confunden entre sí siguiendo el principio de Moiré. El resultado es un efecto único que no consume energía. La superposición de estas capas osmóticas ofrecen una percepción intrigante, como si el edificio estuviera vivo, respirase y mostrase al público esa característica natural y viva del movimiento del mar.